For many of us, the growing excitement about improved COVID numbers and the start of in-person instruction for some of our youngest students next week has been tempered by the race-based violence in Atlanta last week, followed by the terrible shootings at a Boulder, Colorado supermarket. Then we learned that a rainbow-colored lifeguard tower on the shoreline here in Long Beach, painted by lifeguards in honor of Pride month last year, burned down earlier this week. Mayor Robert Garcia said he had little doubt that the fire was an act of hate against our LGBTQ community.
Our nation and our communities deserve better than this. In our local schools, we are working systematically to get to that “better.” Despite all that has happened over the past year, the Long Beach Unified School District still stands for something. Our College and Career Graduate Profile explicitly states that beyond meeting academic proficiency and graduation requirements, graduates will display integrity and ethical personal skills. We are keenly aware that excellence includes preparing students for success in a society that is diverse in its demographics, viewpoints and beliefs. We are modeling collaboration by including student voices in more decisions about classroom and school experiences and our curriculum. Doing so helps us to create what we call student agency, helping students to take ownership of their learning through activities that are more relevant to them.
We are also activating a plan involving all of our staff on the issues of equity and implicit bias so that we can lead by example. And as an educational institution, we are doing what we do best – teaching, and finding better and more culturally relevant ways to do it, so that we can prepare our students for the real world. This work can sometimes involve difficult discussions among our staff and community as we reflect on existing practices, but Long Beach is not a community or school district that shies away from work because it’s hard.
Equity and excellence are not disparate concepts, and they are not mutually exclusive. We cannot have one without the other. We know we can do this work. We’ve seen thousands of our graduates of all backgrounds become first generation college students, often with full-ride scholarships to prestigious universities. Many of these students begin their college careers with a full year of college credit already completed. Inspiring examples of students overcoming the odds abound in our schools.
But we are not declaring victory. As we’ve seen over the past year and in recent weeks, societal strife, trauma and inequities remain. As proud as we are of our local schools, they are not immune from larger societal forces.
We remain excited about the return of in-person learning after the worst pandemic in a century. As we restart school in person, we will remain socially distant from a physical standpoint. But we will stand shoulder-to-shoulder against the common enemy of hate. Our children will be watching. We must not let them down.
Sincerely,
-Jill
Jill Baker, Ed. D.
Superintendent of Schools
La excelencia requiere equidad
Para muchos de nosotros, cada vez es mayor la emoción por los números de COVID que han mejorado y el comienzo de la instrucción en persona para algunos de nuestros estudiantes más jóvenes la próxima semana, y esto se ha puesto a prueba por la violencia racial en Atlanta la semana pasada, seguida por los terribles tiroteos en un supermercado de Boulder, Colorado. Luego nos enteramos de que una torre de salvavidas con los colores del arco iris en la orilla del mar aquí en Long Beach, pintada por salvavidas el año pasado en honor al mes del Orgullo, se quemó a principios de esta semana. El alcalde Robert García dijo que tenía pocas dudas de que el incendio fue un acto de odio contra nuestra comunidad LGBTQ.
Nuestra nación y nuestras comunidades merecen algo mejor que esto. En nuestras escuelas locales, estamos trabajando sistemáticamente para llegar a ese "mejor". A pesar de todo lo que ha sucedido durante el año pasado, el Distrito Escolar Unificado de Long Beach todavía representa algo. Nuestro perfil de graduados universitarios y profesionales indica explícitamente que más allá de cumplir con los requisitos de competencia académica y de graduación, los graduados mostrarán integridad y habilidades personales éticas. Estamos completamente conscientes de que la excelencia incluye preparar a los estudiantes para el éxito en una sociedad que es diversa en su demografía, los puntos de vista y las creencias. Estamos modelando la colaboración al incluir las voces de los estudiantes en más decisiones sobre las experiencias en el salón de clases y la escuela y nuestro plan de estudios. El hacerlo nos ayuda a crear lo que llamamos agencia estudiantil, ayudando a los estudiantes a tomar la responsabilidad de su aprendizaje mediante las actividades que son más relevantes para ellos.
También estamos activando un plan que incluye a todo nuestro personal en los asuntos de equidad y prejuicio implícito para que podamos dirigir con el ejemplo. Y como institución educativa, estamos haciendo lo que mejor sabemos hacer: enseñar y encontrar las mejores maneras y más culturalmente relevantes de hacerlo, para que podamos preparar a nuestros estudiantes para el mundo real. Este trabajo a veces puede requerir discusiones difíciles entre nuestro personal y la comunidad a medida que reflexionamos sobre las prácticas existentes, pero Long Beach no es una comunidad o distrito escolar que se aleje del trabajo porque es difícil.
La equidad y la excelencia no son conceptos disparejos y no se excluyen mutuamente. No podemos tener uno sin el otro. Sabemos que podemos hacer este trabajo. Hemos visto a miles de nuestros graduados de todos los orígenes convertirse en estudiantes universitarios de primera generación, frecuentemente con becas completas para universidades prestigiosas. Muchos de estos estudiantes comienzan sus carreras universitarias con un año completo de crédito universitario ya realizado. En nuestras escuelas abundan ejemplos inspiradores de estudiantes que superan las dificultades.
Pero no estamos declarando victoria. Como hemos visto durante el año pasado y en las últimas semanas, persisten los conflictos sociales, los traumas y las desigualdades. Por muy orgullosos que estemos de nuestras escuelas locales, estas no son inmunes a las fuerzas sociales más grandes.
Continuamos conmovidos con el regreso del aprendizaje en persona después de la peor pandemia en un siglo. A medida que reiniciamos la escuela en persona, permaneceremos socialmente distantes desde un punto de vista físico. Pero estaremos hombro con hombro contra el enemigo común del odio. Nuestros niños estarán mirando. No debemos defraudarlos.
Atentamente:
-Jill
Jill Baker, Ed. D.
Superintendente Escolar